HIDATIDOSIS: amenaza cercanaContinuando con la difusión de conocimientos concernientes a los parásitos que
pueden provocar enfermedad a las personas, un parásito preocupante y no demasiado
conocido es el Echinococus granulossus quien provoca en el hombre (y otros animales
como las ovejas), una grave enfermedad conocida como HIDATIDOSIS, frecuente en la
provincia de buenos Aires y todo el sur Argentino.
Para conocer esta enfermedad comenzaremos describiendo el llamado “ciclo del
parásito”, es decir, cómo se va a transmitir esta patología de un hospedador (hombre,
vacas, ovejas, etc.) a otro (perro).
En esta parasitosis, el perro (o cualquier otro cánido salvaje: lobo, chacal, etc.) juega
un papel muy importante, al igual que sus dueños, ya que éstos pueden infestarlo por
falta de conocimiento, y además, ellos mismos ser víctimas de su mal proceder.
Luego del faenamiento de ovejas o vacas, que pueden estar infestadas con este
parásito, es común que se tiren a los perros las “achuras” (hígado, pulmón, etc.) crudas,
de estos animales parasitados. Es precisamente en estas vísceras donde se aloja el
parásito, formando unas “bolsitas” llenas de líquido. Tiene el aspecto de una pelota y
cuando se las corta con un cuchillo sale el líquido del interior y son llamados “quistes
hidatídicos”. Pueden tener aspecto microscópico hasta el de una naranja o mayor. En su
interior, además del líquido, estos quistes contienen numerosas “cabezas” de los que
serán, más adelante, los parásitos adultos.
Cuando un perro ingiere estos quistes, esas cabecitas de parásitos, que tiene muchos
ganchos, se fijan con ellos a la pared del intestino y comienzan a crecer. Por cada
cabecita que exista en el quiste crecerá un parásito adulto (y en cada quiste existen
muchas).
Una vez en el hombre: una vez en el intestino del hombre, se disuelve la “cáscara”
que lo protege y deja en libertad un embrión muy pequeñito, con ganchos que le sirven
para atravesar la musculatura del intestino y llegar al torrente circulatorio y así, como
quien se tira por un tobogán de agua llega rápidamente al hígado, pulmón, cerebro o a
cualquier otro órgano del cuerpo humano. Una vez allí, queda fijado y comienza acrecer
como si fuera un globo que se infla lentamente, en un proceso que lleva varios años,
formando así lo que llamamos un “quiste hidatídico” (este proceso, descripto para el
hombre, es igual para la vaca, la oveja, etc., pero no para el perro).
Imaginemos que el embrión se ha quedado en el hígado, y que en lugar de uno son
varios (pues se han ingerido varios huevos del parásito), lo que es muy probable; al
cabo de varios años, cada embrión alcanzará un tamaño que va desde el tamaño de una
cabeza de alfiler hasta el de una nuez, una naranja o un melón.
No hace falta demasiada explicación científica para darse cuenta que ese hígado (o
pulmón, o cerebro, si el embrión se implanta allí) no podrá funcionar adecuadamente,
pues está todo ocupado por uno o varios quistes hidatídicos).
¡Qué decir si tan solo uno, aunque diminuto, se encontrase en el cerebro!
Lamentablemente, muchos son los niños y adultos de la ciudad y del campo que
debieron someterse a intervenciones quirúrgicas importantes para que les extirparan
estos quistes hidatídicos.
Los efectos de estos quistes sobre los diferentes órganos son tan obvios, que eximen
de hacer más comentarios respecto de sus gravísimas consecuencias.
GRAVES CONSECUENCIAS: Si por algún motivo (golpe, punción, etc.) se
rompe alguno de estos quistes dentro del hospedador (niño o adulto), las consecuencias
son graves, pues puede fallecer por un shock anafiláctico o, en el mejor de los casos,
formarse varios “quistes hijos”, lo que agrava el cuadro, pues no es lo mismo tener un
solo quiste que varios.
Como vimos, esta es una parasitosis de grave pronóstico, que se presenta
frecuentemente en el sur de la provincia de Buenos Aires y la Patagonia,
fundamentalmente, y que es perfectamente evitable. Solamente hay que abstenerse de
dar achuras crudas a los perros. La comida del perro debe estar cocida o bien
alimentarlo con alimentos para perros.
Cuando en el campo se faenan animales, hay que enterrar profundamente las
achuras, en pozos con tapa de cemento, evitando que los perros las coman, o bien
cocinarlas antes de dárselas.
Esta no es una enfermedad del campo ni de pueblos pequeños solamente; se puede
presentar en las ciudades ya que al adquirir achuras en las carnicerías que han escapado
al control oficial de bromatología, estos alimentos pueden estar infestados, y si se los
damos crudos a nuestros perros, muy probablemente los infestemos, con las graves
consecuencias ya señaladas.
PARA EVITAR LA HIDATIDOSIS:
• No dar de comer carne cruda a los perros, especialmente achuras. Cocinarlas bien.
• Cuando se faenan animales en el campo, proteger el sector con tejido, para que los
perros no ingresen, y enterrar profundamente las achuras.
• Evitar que los niños jueguen en las plazas o parques donde haya perros que
defequen. Si hay heces de perros hay que tener cuidado por el peligro potencial que
ellas encierran. Dar aviso a las autoridades sanitarias de la ciudad para que actúen en
consecuencia.
• Educar a los que pasean a los perros por la calle, para evitar que defequen en la vía
pública, ya que de esta manera no solamente evitaremos la Hidatidosis sino otras
enfermedades que se transmiten por las heces de los perros enfermos.
• Desparasitar adecuadamente a los perros, periódicamente, bajo control veterinario.
Una desparasitación adecuada y oportuna puede salvar una vida humana.
• Lavar adecuadamente las verduras y frutas antes de consumirlas, especialmente las
que se comen crudas.
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CIRUGIA DE HIDATIDOSIS.